No son mis preferidas pero, al fin y al cabo, son fechas especiales, idóneas para recordar a la gente que se quiere, que la quieres.
El
primero fue único, la pandemia, que eso vale por diez. Después la
resaca ¡ay, cuánto nos enseña!. El tercero fue el asentamiento, el
querer maduro. Y ahora la consolidación. No son muchos 31 ni muchos
diciembres, pero son los primeros de muchos más. Ha sido bonito.
Dos caminos en compañía, la justa, dando pasitos.
Reconstruyendo, sanando y aprendiendo. Respetando grietas y abrazando
luces. Ser pareja sin serlo. Cariño, admiración, seguridad y
descubrimiento. Valentía y generosidad. Risa, refugio, faro. Ser de
luz, de esos que aunque se apaguen, tienen la capacidad de iluminar.
Dicen
que somos de donde quremos ir corriendo a contar una buena noticia.