viernes, 2 de enero de 2015

En negativo, un año menos.

            Que aunque los de verdad continúan siéndolo toda la vida, aunque solo sea porque se han ganado ese derecho, sin haches ni bes, son los que duelen. Los demás hieren y se curan. Que echar de menos es duro, pero peor es saberlo de antemano. Es un mecanismo extraño, lo tienes y de repente no. Y de repente lo añoras, y de repente te sientes bien. Pero vuelve la racha de la necesidad. Y los vuelves a echar de menos. Y vuelve el miedo a echarlos de menos para toda la vida, aunque sea a rachas. Ocurre lo mismo con los besos.
            Abraza, abraza todo lo que puedas, de verdad. Cuando eches de menos y los de verdad no estén, piensa en los abrazos, en su colonia, en sus besos. Y en los de él, o ella. Seguramente encuentres alguno que te haga respirar profundo.
            Que lo difícil no son las distancias, si no mantenerse cerca. Que tan importante es afinar la cabeza y el querer, como el corazón y el poder. Que las guerras hay que saber perderlas, y que en ellas, no todo vale. Que lo esencial es invisible a los ojos. Que debes darte cuenta. Que no tengas miedo. Todo es cuestión de prioridades, aunque no siempre sean claras. Que nada peor que la envidia y que ay, los celos. Que preocúpate, y siéntete, pero vive, vive siempre. No te olvides de vivir. Que dan igual los otros, que lo mejor es la sana conciencia. Que ya que a veces pecamos sin intención, aprende a perdonar sin condición. Que maldito mundo social. Que ay whatsapp, qué daño. Que soy yo, por qué tú, por qué yo no, por qué ellos, y ellas. Por qué vosotros. Que solo se comprende cuando uno lo necesita. El perdón, digo. Deja atrás, y adelante.
            Solo llegando a lo más alto se puede ver lo más lejos. Solo estando en lo más bajo… Eso ya es más complicado. Has tocado fondo dicen. Si tocas, no queda otra que despegar, una y otra vez. Y despega siempre que puedas. Todas las veces.

            Y si es necesario, encenderemos el motor a mano, con cuerda o simplemente a coraje.