sábado, 21 de mayo de 2011

Y cientos más.

Y de repente me sentí feliz.

Éramos tres; ella, la de siempre, él, un conocido de los últimos nueve meses, y yo, la más ilusionada. Poco a poco nos habíamos ido haciendo amigos, cada vez más, quizás gracias a esas múltiples fiestas nocturnas por la capital a las que tanto nos habíamos aficionado. En invierno, con guantes, bufanda y gorros de lana, o en primavera, en bermudas, sandalias y con una buena temperatura ambiente.

Ellos y yo. Y cientos más. Allí. Juntos. Sonaba música, daba igual si era La Cabra Mecánica, Cristina Pato o todo el Obradoiro cantanto "a saia da carolina" al unísono, el caso era pasar lo mejor posible aquella noche en la que el frío ya se hacía notar.

Era eso, estoy segura, la unidad, la satisfacción y las ganas de gritar. La madrugada avanzaba y algunos decidían irse, por voluntad u obligados, como nosotros, pero en cambio otros lo tenían claro, había que quedarse. Y allí se quedaron, haciendo fuerza, abrazados, sobre colchones, dándose calor, al pie de la catedral que alberga mil y una historia, añadiendo una más.

 "Mañana tal vez tenga que sentarme junto a mis hijos y decirles que fuimos derrotados, que no supimos como hacer para ganar. Pero no podría mirarlos a los ojos y decirles que ellos viven así porque yo no me animé a luchar."

jueves, 19 de mayo de 2011

Chorroborros.

El tiempo pasaba lento. Decidí salir a pasear, sola, bajo un sol que apenas calentaba, cuando sin quererlo me sorprendí observándola. Está feliz, ajena a todo lo que la rodea. Quizás sea su cumpleaños, o quizás no. Seis años, no más. Estoy segura -pensé.

No entiende de política ni siente necesidad de hacerlo. La economía le aburre, mira de forma absurda la preocupación que causa en los adultos. No tiene horarios pero no le importa, no tiene prisa. Entonces es cuando reflexiva, una vez más, pienso: Yo también he sido así.  Todos hemos sido niños. Hasta los que hacen las guerras fueron niños. ¿Y ahora? ¿Qué soy? ¿En que me he convertido? ¿En que me han convertido?

Reflexiones así me sobran, día tras día, y sin embargo, todo esto sigue manejando mi vida. Me siento como una marioneta en este lugar, en este mundo hostil, de pobres o ricos, hombres o mujeres, blancos o negros… Chorroborros. Los detesto.

lunes, 16 de mayo de 2011

Eternamente.

Durante 19 años me ha dado tiempo a descubrir cosas como que los amigos solo son para siempre cuando somos jóvenes, que el amor no es eterno y tiene fin, y que el cariño que sientes hacia una persona es directamente proporcional al daño que te hará. Quizás sea eso lo que hace que aquella chica se sienta así, triste, decepcionada incluso. Nadie le dijo que la vida sería así. Con 5 años soñaba con ser astronauta, pisar las estrellas y volar, tenía 10 y ya tenía montada una peluquería con su, entonces, mejor amiga, a los 13 quería ser cantante e ir a Operación Triunfo para a los 15 pasar a ser psicóloga. Cumplía los 16 y soñaba con ser la protagonista de esa película de amor que tanto le había hecho llorar. Ya ahora... Ahora se da cuenta de que ha vivido siempre de sueños.

Pero la vida es sueño, y los sueños, sueños son, por eso la chica de los pantalones vaqueros quiere querer con locura aún sabiendo que el amor tiene fin, sentirse querida sabiendo que le decepcionarán y tener amigos para siempre mientras sea joven, eternamente. 

domingo, 8 de mayo de 2011

¿Me quieres?

El cielo se ha vuelto oscuro. Está mojado.
Y lo ves, piensas, te lo imaginas, sonríes y recapacitas. No es tuyo, no lo será. Mejor así. No es real.
- ¿Me quieres?
+ Sí
- Yo también.
+ Pero yo te quiero diferente... Haciéndome daño.