martes, 5 de abril de 2011

Libre.

            Despiertas. Te sientes diferente. Has soñado, es agradable. Te levantas y te diriges al baño. Abres el grifo y depejas. ¿Cómo será el día de hoy? Subes las persianas. Sorpresa. Huele a verano. Un día más. Estornudas.  Miras por la ventana, escuchas el canto de lo pájaros. Vuelves a estornudar. No hay duda, es primavera. 

            Quieres sentirte bien, pero no es fácil. Te aburres. La rutina te aburre. Decides coger ese libro que tanto te ha marcado, lees unas páginas, lloras y te das cuenta de que lo único que quieres es ser libre. Gritar. Y volver a gritar. Sentirte joven, feliz a pesar de todo. Vuelves a aquellos años en los que simplemente ver el sol era señal de que un gran día esperaba, jugando con tus amigos, al escondite, a "pillar", al brilé... el juego era lo de menos. Era divertido, te hacía sentir bien. Corriendo, de aquí para allá. Sin problemas, sin preocupaciones, disfrutando. 

             Música, tiempos mozos, ganas locas de bailar en la habitación. Volumen al máximo. Libre, tal y como querías. Lo único que ahora quieres es sentirte así todos lo días, con ganas de gritar al mundo. Y vivir con cosas pequeñas. Sol, verano y buena compañía... Es suficiente.

             Pasan las horas, en poco tendrás que comer. En ocasiones el tiempo vuela.

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