domingo, 27 de enero de 2013

He aprendido que...

los para siempre pueden romperse y los nunca pueden ser mentira. Que la locura se encuentra mejor en una ciudad desconocida, que la noche confunde y el día reconstruye. Que el alcohol mucho mejor si es con moderación, que hace estragos y cura heridas. Que hay amistades que se conservan intactas sin necesidad de cuidados especiales y que hay otras que sin ellos se rompen. Que toda persona es egoísta y mala mientras no demuestre lo contrario. Que la playa en una noche de verano es el lugar perfecto para desvariar y que las horas de sueño siempre se le devuelven a la cama. Que no hay nada mejor que la sonrisa de un niño y que si das, recibes. Que si luchas te repones y que las ganas de vivir se consiguen así, enfrentándose a la vida. Que todo es cuestión de prioridades. Que la buena suerte se tiene. Que hay lecciones que se aprenden y otras que simplemente son lecciones. Que los de verdad permanecen y los pasajeros solo dejan huella. Que si no duelen, no son amigos. Que para llorar hay hombros y para reír tiempo. Que no hay buenos defectos, sino malas virtudes. Que hay tesoros, y hay abuelos. Que las noches son para algo más que dormir. Que mente y corazón deben ir juntos. Que los buenos y los malos a veces se confunden. Que las ganas se hacen. Que dar un abrazo no es saber abrazar. Que la unión hace la fuerza. Que hay momentos, y buenos momentos. Que los hay de fiesta, de lágrimas, de risas, de verdad y de mentira. Que hay lugares y hay recuerdos. Que no es fácil el perdón, y que las espinas atragantan.

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